miércoles, 26 de noviembre de 2008

PUNTO


Hace tiempo que no escribe nada, su mente está sumergida perpetuamente en el océano de la nada y, puesto que no hay nada, no tiene dónde agarrarse para escapar de esa espiral que la retiene atrapada. Sus dedos se deslizan por el teclado al igual que otrora la pluma fluyera sobre el pergamino, o el cincel sobre la piedra. Pero ahora es distinto, está cansada de escribir y sus palabras carecen totalemente de sentido. "¡Qué demonios!"-piensa Aroa- "las cabras tocan violines, los sombreros son imprescindibles para ser feliz, y las hojas secas del suelo son en realidad guantes perdidos." Ahora de pronto todo recupera su sentido, y no es que las cabras pasten, los sombreros sean indiferentes a la alegría o es que hemos encontrado un guante sobre la hierba. No, no, no. Es que si no hay dónde agarrarse, se inventa el soporte. Igual que se empleó la roca, se creó el papel y surgió el teclado. Ya ha escrito algo, ya vuelve a haber un comienzo, ahora solo falta en final, y como éste siempre llega, para qué preocuparse. PUNTO FINAL (bueno, punto y aparte)

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