Perdue dans le désert de l'éternèbre...

martes, 30 de diciembre de 2008

ARENA ENSANGRENTADA



Olor a sangre
Pozo anegado
En el horizonte
La noche oculta
Tras los cristales
La huella de un tornado
Sobre la tumba
Marchitas flores
Sombras en las calles
Almas en pedazos
A la luz de la luna
Costas sin mares

Cortantes fragmentos
Heridas abiertas
Epílogo de un libro
Con tinta fresca enterrado
Sin el último verso
Arrastrado por la marea
Del desierto de Egipto
Al cálido sarcófago
No más dulces besos
Ni olor a tierra fresca
Recuerdo sólo mío
Trago sin par amargo

viernes, 5 de diciembre de 2008

NUNC IN AETERNUM


Hundida me hallo en un continuo caos, mar de tormentos, sin esperanza de hallar salida. Todo es negro. Mis ojos ya no ven en la oscuridad, no escucho tu voz ni tus pasos acercándose. No siento el calor de tu mano, todo es vacío. Me transporto a una nueva dimensión donde no hay absolutamente nada. Todo es silencio. Nada es todo lo que hay. Muere mi alma de soledad, de nostalgia, que se mece entre recuerdos. Entonces quiero recapacitar, volver al punto de partida desde dónde veía la meta, y descubrir así desde qué abismo me caí. Pero no lo encuentro. El tiempo se ha llevado mi memoria cual marea que arrastra la arena de la costa, dejando tras de sí su rastro: conchas punzantes como cristales, fragmentos del pasado, que se clavan en el corazón. Éste no para de sangrar, maldita condena…ni en el último círculo del infierno padeciera uno tal tortura. Dolor infinito que te debilita hasta niveles insospechados. Ojalá no exista la eternidad.
(Bilbao, 27 de enero de 2008)

domingo, 30 de noviembre de 2008

MI CAMINO

Navego por rutas sin fin
embarcado en mi nave de locos
si bien un día te creí
hoy por fin he abierto los ojos

Acaso nadie oiga mi voz
quizás nadie crea mis palabras
mas hoy yo llevo el timón
echaron a volar mis alas

Y ahora dime qué es lo que ves
dejé de ser un necio,hoy soy hombre
tus ojos no podrían creer que soy aquél
el mismo nombre,el mismo fondo,el mismo ser

Avanzo con paso firme y decidido
mañana..¡quién sabe dónde estaré!
queriendo me salgo del camino
sólo yo dirijo mis pies

Sonrío al mirar hacia atrás
veo todo lo que he aprendido
y en el fondo soy un loco más
que busca eludir su destino

miércoles, 26 de noviembre de 2008

PUNTO


Hace tiempo que no escribe nada, su mente está sumergida perpetuamente en el océano de la nada y, puesto que no hay nada, no tiene dónde agarrarse para escapar de esa espiral que la retiene atrapada. Sus dedos se deslizan por el teclado al igual que otrora la pluma fluyera sobre el pergamino, o el cincel sobre la piedra. Pero ahora es distinto, está cansada de escribir y sus palabras carecen totalemente de sentido. "¡Qué demonios!"-piensa Aroa- "las cabras tocan violines, los sombreros son imprescindibles para ser feliz, y las hojas secas del suelo son en realidad guantes perdidos." Ahora de pronto todo recupera su sentido, y no es que las cabras pasten, los sombreros sean indiferentes a la alegría o es que hemos encontrado un guante sobre la hierba. No, no, no. Es que si no hay dónde agarrarse, se inventa el soporte. Igual que se empleó la roca, se creó el papel y surgió el teclado. Ya ha escrito algo, ya vuelve a haber un comienzo, ahora solo falta en final, y como éste siempre llega, para qué preocuparse. PUNTO FINAL (bueno, punto y aparte)

martes, 9 de septiembre de 2008

Luna llena, nubes negras
otra noche más;
mar en calma, marea baja
todo oscuridad.
Y el silencio me hace caer
en el absimo profundo y fiel
de mi soledad.
Voy y vengo, me siento y pienso
sin hallar la verdad;
de vez en cuando tomo un descanso
me infiltro en la sociedad.
Y el barullo me hace llorar
en compañía de mi realidad
inexistente.

domingo, 29 de junio de 2008


La esperanza motiva nuestras vidas hasta un final incierto

martes, 24 de junio de 2008

Absurdo

Era una noche fresca de primaverz, y dos tenues llamas de sendas velas me alumbraban junto a mi ventana, abierta de par en par. La calle era un vaivén de coches y personas,todas en su mundo, con su prisa. Esa misma prisa por llegar a su destino le empujó a una chica a esperar un autobúes que no vendría; opuesta a la paciencia de aquel joven que esperaba comiendo pipas a su gran amor, carente aún de rostro, nombre y corazón. Sólo cuando una estúpida y molesta bolsa de plástico dejó de dar vueltas inútiles en círculo en mitad de la carretera, dejando la calle en silencio, abrieron los ojos.
Ella se levantó y marchó a pies, pasando por delante de él, quien inmediatamente se dio cuenta de que esa esquina era demasiado fría y nadie se paraba a darle calor, por lo que se fu-quién sabe a dónde- en dirección opuesta a la joven. Fue entonces cuando lo oí llegar, era el autobús.

Bilbao, 5 de junio de 2008

Trágica certeza


Puedo percibir nítidamente el intenso olor a verano colándose por mis fosas nasales, pero ni el más frío y gris día de invierno podría haberme abatido tanto. Hace tiempo que esa idea rondaba por mi mente pero nunca hasta hoy tuve tanta certeza de que era verdad: no todos mueren sonriendo, no todos exhalan un suspiro profundo y agradecido cuando abandonan este mundo. Y eso sólo puede significar una cosa, que únicamente la duda sobrevive al paso de los siglos, y quizás su existencia nos esté diciendo entre susurros que nuestros mayores miedos son ciertos, y que no hay nada más que lo que vemos, lo que tocamos, lo que percibimos con nuestro cuerpo; y no lo que sentimos con el alma.


¿Qué hacer entonces, ante tal dogma de increencia? ¿A caso deberíamos-paradójicamente- defender a muerte la vida? O no, quizás sea mejor aceptar cuanto antes ese destino- el que de verdad está escrito- y materializar nuestra meta tan pronto como podamos. Quién sabe cuándo: a los ocho años, durante la adolescencia...tal vez tengamos que esperar a que la vejez nos haga "ver la luz", o quizás hay quien sabe esto de la misma manera que respira y por eso prefiere no verla nunca. Quien sabe...No. ¿Quién sabe?


Bilbao, 5 de junio de 2008

sábado, 12 de enero de 2008


Esa mirada me congeló, nunca antes había visto ese intenso brillo en sus profundos ojos. Era una sensación extraña, aún hoy soy incapaz de definirla, mezcla de temor y esperanza. Por una parte pude ver los sentimientos que anidaba tu alma, mas en el fondo, un abismo de tristeza me decía que había algo que te inquietaba de toda esta feliz historia. Quizás la desconfianza de que la felicidad existiera, o tal vez tenías miedo de entregarte al 100% una vez más y volver a sufrir, pues tantas eran las veces que te habían hecho daño que ya desconfiabas hasta de ti mismo. Te besé en la frente y marché sola, sin rumbo fijo, únicamente meditaba y dejaba que mis pies me llevaran hacia donde ellos quisieran. Anocheció y de pronto, me hallé en un parque solitario. Tras caminar lentamente por ahí, comencé a llorar, y al instante empezó a llover también, pues los ángeles habían sentido mi dolor como propio. Me dejé caer al suelo de rodillas y fui consciente de todo. En realidad no temías sufrir, sino que no querías hacerme daño a mí. Me querías demasiado y por eso ibas a dejarme, qué ironía. Y no me equivoqué.Al día siguiente, nos encontramos como de costumbre en el banco que había bajo el sauce, un lugar al que aún hoy soy incapaz de volver, pues está impregnado de tu esencia. Nos sentamos y permanecimos en silencio largo rato, un momento eterno, inolvidable y que ojalá no hubiera sido nunca interrumpido por aquellas palabras que todavía resuenan en mi mente cada noche. “Lo siento”, mientras tomabas mis manos entre las tuyas y las lágrimas caían resbalando por tus mejillas. Ese fue mi último momento de felicidad. Entonces te fuiste, y las hojas doradas de los árboles empezaron a caer, y los copos de nieve, y envejecí de repente.Hace años ya de aquel día, pero lo recuerdo como si hubiera ocurrido ayer, de hecho, son numerosas las noches en que me despierto sobresaltada al recordar la escena. Y nunca podré olvidarla, y estoy segura de que tú tampoco. Desde aquella tarde vago sola por el mundo, con esperanza de distinguir tu mirada sincera entre los miles de rostros que se cruzan en mi camino. Cada día mis fuerzas van menguando pero mi corazón me dice que he de seguir pues, qué demonios, ¡sólo hay un cielo! Y tú estás bajo él.Esperanza, ésa era tu palabra, y la llevo grabada a fuego en mi corazón. Al menos estaré tranquila al saber que no te he defraudado, orgullosa porque nadie dirá que no intenté ser feliz, e incompleta porque me faltas tú. Aún así, en los momentos en que me detengo a observar la luna llena una sensación de paz me invade, y entonces sonrío al saber que tú estás haciendo lo mismo.La verdad es que aunque estás ausente, te siento a mi lado, tu aliento en mi nuca al despertarme, tus manos que me dan abrigo y me arropan en las frías noches. Eres ese ángel que cuida de mí, y sonrío al recordar que no me dijiste adiós, al imaginar tu silueta caminando de nuevo hacia mí al creer que algún día, en alguna dimensión del infinito universo, volveremos a encontrarnos. (Bilbao, 21 de octubre de 2007)

sábado, 20 de octubre de 2007

Paseando sobre el suelo mojado
lleno de hojas y resbaladizo
el tiempo para mí pasa volando
aunque de vez en cuando aún suspiro.

Suspiro al acordarme del pasado
al saber que para siempre te he perdido
añoro todo el tiempo malgastado
y todas aquellas tardes contigo.

Sonrío al acordarme de tus manos
que tan a menudo daban abrigo
mas una lágrima cae resbalando
mientras sigo en silencio mi camino.
(Bilbao, 6 de marzo de 2007)